Llegué al manga no hace mucho tiempo, en el verano del 2005, cuando para un viaje en avión decidí que me llevaría un cómic que no fuera muy grande (de tamaño) pero sí que tuviera bastante que leer. Cayó en mis manos el primer volúmen de Dragon Head y desde entonces me aficioné a eso que los que entienden llaman "seinen manga", un tipo de cómic para adultos varones, según la wikipedia. Ayer me compré el primer volúmen (ya van por el tercero) de Zetman, de Masakazu Katsura. Hacía tiempo que había visto la portada en el sitio de Ediciones Glénat y tenía ganas de leerlo. La verdad es que no me ha defraudado. La historia comienza con un largo flashback de 13 años, tan largo que ocupa todo este primer volumen. En el prólogo un extraño ser que lleva un traje que podría recordar a Batman -personaje admirado por el autor según he leído por ahí- se ve amenazado de muerte por otro. A partir de ahí, vamos trece años hacia atrás. En la ciudad se están produciendo una serie de asesinatos brutales. Alguien está cortando brutalmente a sus víctimas. Cortando por la mitad, como vemos en una de las primeras viñetas. Un niño y su anciano abuelo viven en la miseria en unas chabolas. El niño tiene una extraña marca sobre la mano izquierda en forma de círculo. Y otro personaje, junto con sus guardaespaldas, buscan a ese niño. Bien, resulta que el muchacho tiene unos poderes fuera de lo común que le sirven para enfrentarse a “los malos” que encuentra. En este primer tomo tendrá que vérselas con el asesino que se dedica a ir despedazando al personal, que resulta ser un hombre que se transforma en una especie de rana o lagarto medio humano cuya lengua es la causante directa de los asesinatos. Como casi se podía adivinar, el muchacho del círculo, Jin, y la rana que despedaza a la gente a golpe de lengua, son parte de algún tipo de experimento dirigido por el personaje que anda buscando al chico. Por si esto fuera poco, su supuesto abuelo es su padre. Y el chaval será recogido por una bailarina porno que lo acogerá maternalmente en su casa. Hasta aquí este primer volumen que la verdad es que engancha.
Y no sólo por la tensión que va creando la historia sino por los magníficos dibujos de Masakazu Katsura. Los diseños de los personajes, el dinamismo de cada página, son estupendos. Como también lo es la atención al detalle de los escenarios. Esto último es una de las cosas que más me gustan del manga que suelo leer. Veremos cómo sigue la historia.
Y no sólo por la tensión que va creando la historia sino por los magníficos dibujos de Masakazu Katsura. Los diseños de los personajes, el dinamismo de cada página, son estupendos. Como también lo es la atención al detalle de los escenarios. Esto último es una de las cosas que más me gustan del manga que suelo leer. Veremos cómo sigue la historia.
2 comentarios :
Me ha resultado especialmente emocionante la historia de la bailarina folk que recoge al niño. ¿No tendrás alguna imagen?
Sí, pero no me atreví a poner la de la bañera. Ya la verás. Además no me ha gustado el programa este de escalar imágenes. No controlo todavía las resoluciones adecuadas.
Publicar un comentario